sábado, 13 de diciembre de 2008

Día 8: La llegada

-Etapa: Arzúa-Santiago de Compostela
-kms: 43,09
-kms acumulados:526,9
-velocidad media: 13,6 km/h
-velocidad máxima: 53,8km/h
-tiempo empleado: 3h, 09´45"
-tiempo total pedaleando: 36h,29´

Último día de camino y aun en la cama pienso como será la llegada, como discurrirá el día, que me iré encontrando, si tendré sitio para dormir, si me volveré a cruzar con alguien conocido...basta de pensar abre los ojos y levántate!! Y cuando lo hice apenas quedábamos 4 en el cuarto, el resto de los peregrinos ya habían salido, ya que ese día decidí salir a una buena hora al quedar poco kms y lo fácil de la etapa. Greg, el húngaro también se había ido y no me pude despedir de él, aunque si lo hice de Asier y Roberto, decidí ir la última etapa solo sin ninguna prisa, deteniéndome e todo lo que me apeteciera, Santiago estaba a tiro de piedra y no se iba a ir de ahí. Antes de salir, prepare bien las cosas para que no se mojaran, porque el día amenazaba seriamente tormenta, una vez listo y saliendo por la puesta, lo primero fue mirar y encontrar una flecha amarilla...hacia abajo y sin más tardanza comenzó mi ultimo día de camino.
Nada mas saliendo de Arzúa el camino entraba en una arboleda, algo de barro, pero nada que fuera imposible pasar, el día era fresco, pero a la vez hacía calor debido a la humedad que había en el ambiente, los peregrinos se iban juntando poco a poco en pequeños grupos y aquellos con los que había dormido la noche anterior los dejaba poco a poco atrás como en días pasados.

El camino seguía por estrechos senderos que desembocaban en extensos prados y que seguidos de cultivos de maíz te hacían desaparecer, a la vez estos daban a caminos cubiertos por espesas arboledas y entre muchas de ellas se abrian pequeños claros donde se veían las típicas vaquerizas con su viejísima anciana vestida entera de negro, hasta el pañuelo que cubre su cabeza, ordeñando a las vacas. El camino iba fenomenal, algo de lluvia pero no molestaba y mejoro aun mas cuando me cruce con aquel del que no me despedí! Greg, si, vi sus andares a lo lejos con el monopatín bajo el brazo y un largo plumón de un junco que había cogido y atado a su bastón, baje la velocidad y camine con él durante unos minutos y al final nos despedimos, con un hasta luego, bueno un "see you later" ya que ambos estábamos seguros de que algún día nos volveríamos a ver...

Continué en mi única dirección, en la dirección que me había hecho llegar hasta donde estaba, seguía recordando todo mi camino, los buenos y lo no tan buenos momentos, ya que no podría decir que han sido malos, parecía que había salido ayer de casa, parecía a la vez que llevara toda mi corta vida de camino, la verdad y para ser sincero, un montón de cosas pasaban por mi cabeza y aunque la cantidad de peregrinos y las veces que iba repitiendo “buen camino" era cada vez mayor, cada vez era mayor la profundidad en la que me sumergía en mis pensamientos, pero aun así las ganas de llegar iban aumentando cada vez más, hasta que vi un tumulto y cuando me fui acercando vi que todo el mundo se estaba echando fotos en una roca grabada que indicaba la proximidad a Santiago, es ese pequeño espacio se notaba el nerviosismo de todo el mundo, la alegría y sobre todo las caras de cansancio recompensado con la ansiada llegada que todavía debía esperar algo más. Pronto llegaría al Monte del Gozo, sitio donde muchos peregrinos hacen noche para ver amanecer y llegar pronto a Santiago, allí en lo alto había un monumento conmemorativo de cuando el Papa Juan Pablo estuvo en el camino, ahora sí, ya quedaban escasos 5kms para llegar, el momento se acercaba y después de sellar por última vez antes de llegar al destino, me deje caer hasta Santiago, prácticamente todo hacia abajo.

Al fin, la placa de trafico que indicaba la entrada a la ciudad estaba justo enfrente mía, solo quedaba callejear, seguir las ultimas flechas que me llevarían hasta la catedral. Los últimos cientos de metros los hice acompañado por un grupo de amigos ciclistas que venían de Roncesvalles y que me animaron para unirme a ellos, la entrada estaba llena de gente, abrazos y lagrimas de muchos que iban y venían, las gaitas se escuchaban de fondo y el momento que tanto tiempo había esperado estaba llegando, estaba ocurriendo en ese mismo momento, era extraño el pensar que había sido capaz de llegar hasta Santiago en bici, era puro nerviosismo y tranquilidad a la vez lo que sentía, era ganas de abrazar a la gente, aun sin tener a nadie y cuando levante la mirada y vi esa fachada, fue la mas cálida sensación de saber que todo había salido bien.

Me senté en el suelo, comenzó a chispear, pero esos minutos ni el mayor de los estropicios podría estropearlo, tanto esfuerzo iba pasando poco a poco en mis recuerdos, risas y carcajadas, cenas con conocidos de unas horas, canciones de un tuno mayorcete, extranjeros chapurreando frases típicas tópicas de español, paisajes y caminos, cuestas interminables, el camino, el camino en su forma había hecho algo, esa sensación de místico que todo el mundo comentaba era cierta y mas aumento cuando levante de nuevo la cabeza y vi como se acercaban tres compañeros con los que había pasado gran parte de mi camino, Luis, Manu y Alex, los tres como si de una peli se tratara aparecieron entre el resto de la plaza y se fueron acercando hacia mí, parecía mentira, pero incluso me sentía emocionado, Los salude y me explicaron donde ir, donde recoger mi compostelana, donde dormir, donde comer, en definitiva, se portaron como auténticos compañeros de camino.
Así que una vez calmado, me dirigí hacia la oficina del peregrino y por el camino me asaltaron numerosas personas ofreciéndome cama y comida, pude recoger mi compostelana, me explicaron donde podía dormir y que visitar en Santiago. Puse rumbo hacia el Seminario menor, y si no había tenido suficientes cuestas en el camino, la primera en la frente, para llegar al Seminario había que subir, bajar, subir, bajar un poco mas y subir hasta lo más alto de Santiago...pero bueno, de perdidos al rio...jajaja!!me instale, me duche, comí algo y cuando me disponía a salir, patapumpanpum, el chaparrón que cayó fue enorme, así que me eche para hacer tiempo y más tarde saldría.

Al escampar, me puse mi saco de papas(mis pantalones que se me habían quedado enormes) y me fui directamente hacia la catedral a ver al Santo, llegue y lo abrazé como manda la tradición, visite su sepulcro y pasee por la catedral, mas tarde visitaría el resto de Santiago, pero ahora recupere fuerzas con una empanada.
Las calles estaban llenas de gente paseando, se respiraba a peregrino y no me refiero al que sale debajo del ala...jajaja!!había un ambiente diferente y aunque como todos visite las zonas mas emblemáticas, terminaba siempre en la plaza del Obradoiro, al igual que decenas de peregrinos. La noche se iba echando encima y poco a poco iba recibiendo algunas llamadas (gracias a todas a ellas)la ciudad iba cambiando de color, la música que había en las calles hacia que uno se pusiera nostálgico y sentado en la plaza de las Platerías, coincidí con un joven matrimonio que había coincidido con ellos en algunos albergues, estuve intercambiando impresiones y sensaciones de las últimas etapas y al poco tiempo me marche pues el seminario cerraba sus puertas a las 11:30 y el tiempo no estaba como para dormir en la calle.
Mañana, sería mi ultimo día en Santiago y la verdad es que sería muy especial!

1 comentario:

Onetti dijo...

Enhorabuena, toda una esperiencia.
algún dia yo también lo haré.
un saludo

¿LLegaremos a Santiago?